La convivencia en una comunidad de vecinos no siempre resulta fácil: fiestas nocturnas, tacones de madrugada, el bricolaje de los domingos, los gritos continuos, la música hasta las tantas… El vecino ruidoso – y poco respetuoso- existe y no siempre es capaz de dialogar. Aunque solemos pasar por alto los ruidos puntuales o aquellos que aceptamos como parte de vivir en sociedad, hay otros que se vuelven tan persistentes y molestos que hacen imposible claudicar.
La Ley del Ruido nos ampara frente a estas situaciones. La normativa recoge las pautas generales de la regulación del ruido, si bien las normas autonómicas y municipales especifican cuánto ruido se puede hacer y cuáles son los horarios legales de ruido. De ahí las diferencias entre unas y otras localidades.
Normalmente, los ayuntamientos permiten hacer ruido de lunes a viernes, desde las 8:00h hasta las 21:00h o 22:00h. El fin de semana o festivos, la horquilla abarca desde las 9:30h hasta las 21:00h. Durante estos tiempos, es posible hacer fiestas, poner música, realizar obras, transportar muebles… siempre y cuando no se sobrepasen los 35-40 decibelios en horario diurno y los 25-30 decibelios en horario nocturno.
Sea como sea, nuestros asesores inmobiliarios en Mallorca e Ibiza recuerdan que las quejas y las denuncias sobre ruidos deben dirigirse al ayuntamiento correspondiente, responsables de la vigilancia, el control, la medición y la sanciones en este sentido.
La mayoría de los consistorios disponen de una ordenanza reguladora contra los ruidos y las vibraciones. En su defecto, se aplica la ley 1/2017, de 16 de marzo, contra la contaminación acústica en Baleares.
Solucionar los problemas con un vecino ruidoso pacíficamente
El primer paso para solucionar el problema es dialogar con el vecino ruidoso. Muchas veces resulta suficiente, ya que puede que ni siquiera se haya dado cuenta de que está provocando molestias a los vecinos.
En caso de que no atienda a razones, se debe notificar la queja al presidente de la comunidad para que actúe como mediador, ya que según la Ley de Propiedad Horizontal tiene capacidad para solicitar al vecino que cese inmediatamente en actividades prohibidas.
Si aún así el vecino molesto no entra en razón, se debe trasladar el problema a la policía para obtener una prueba válida de que el vecino supera los decibelios (en caso de que así sea). Los cuerpos de seguridad deben acudir a la vivienda y realizar una inspección.
Otras medidas contra los ruidos insoportables del vecino
A veces es necesario tomar medidas más agresivas para hacer frente a los ruidos molestos y conseguir que vuelva a reinar la tranquilidad. Las más habituales son:
- Denunciar al vecino ruidoso por la vía administrativa: se trata de poner el problema en manos del ayuntamiento (carta con registro de entrada), explicando los ruidos y los horarios en los que se producen y, por supuesto, aportando las pruebas pertinentes.
- Denunciar al vecino ruidoso por la vía contencioso-administrativa: cuando no se obtiene respuesta, se puede pedir una indemnización por las consecuencias de la inacción de la administración (los ruidos excesivos y recurrentes dañan la salud).
- Denunciar al vecino ruidoso por la vía judicial-civil: se trata de poner una demanda por daños y perjuicios. Si se resuelve a favor, se puede obtener una indemnización por los daños.
- Denunciar al vecino ruidoso por la vía penal: se trata de presentar una querella en el juzgado y, por tanto, de aportar todas las pruebas que acrediten los daños ocasionados por el vecino molesto: quejas al ayuntamiento, partes de la policía, una medición de ruido, un informe pericial acústico… Lo normal es reservar esta vía para casos especialmente graves.
Qué hacer si tengo un inquilino ruidoso
Del mismo modo, puede darse el caso de que la comunidad reclame al propietario de la casa en que reside el inquilino ruidoso. En este sentido, resulta aconsejable remitir al arrendatario un burofax o un documento fundamentado jurídicamente, instándole a un comportamiento adecuado y advirtiéndole de que si no cambia de actitud puede procederse a resolver el contrato de arrendamiento para que el vecino ruidoso abandone la vivienda.
Si aún así el inquilino persiste, solo queda emprender acciones judiciales.