El mercado de compraventa y de alquiler en Baleares tampoco escapa de las situaciones de timo o de fraude en la vivienda. A las estafas inmobiliarias tradicionales se suman ahora un gran número de tretas, con las nuevas tecnologías e Internet en su punto de mira.
Como en el resto de áreas de la vida, nadie está exento de convertirse en víctimas de este tipo de estafas, por muy estrafalarias que parezcan. Eso sí, podemos protegernos –y mucho- teniendo en cuenta las principales alarmas para evitar los fraudes inmobiliarios más frecuentes. Otras herramientas como investigar bien el mercado o actuar sobreseguro (inmobiliarias de fiar) nos ayudarán también en este objetivo.
Timos inmobiliarios más frecuentes
El delito de estafa inmobiliaria, relacionado con la venta o el alquiler fraudulento, está tipificado en el Código Penal y en el Código Civil. Contempla un castigo de 1 a 4 años de cárcel, teniendo en cuenta condicionantes como el importe defraudado o el daño económico causado a la persona engañada.
Entre las estafas y los engaños inmobiliarios más comunes destacan:
- Inmobiliarias falsas: estas agencias, normalmente solo operativas vía Internet, ofrecen viviendas en venta o en alquiler que no poseen o para la cuales no tienen capacidad de intermediación. Es uno de los tipos de estafas inmobiliarias que más ha crecido, debido al auge de las plataformas online.
- Doble venta inmobiliaria: este fraude sucede cuando el estafador vende la misma propiedad dos o más veces sin ser ya el dueño de la misma (venta sin la titularidad de la propiedad).
- Contrato sin pleno dominio del inmueble: el vendedor es el propietario del piso, pero de forma compartida. En este caso, los otros dueños no tienen intención de vender, por lo que el acuerdo no es válido. Otro supuesto es la simulación del contrato de compraventa. Por ejemplo, cuando el timador firma un contrato de arras con el interesado, recoge el dinero y desaparece sin finalizar la venta.
- Pagos por adelantado: el estafador contacta con el propietario de una vivienda en alquiler; normalmente en nombre de un supuesto familiar o de un conocido, que necesita formalizar la operación cuanto antes. Realiza la transferencia (supuestamente) y envía un justificante bancario al propietario para dejar constancia de ello. Pero el recibo refleja una cantidad superior al pago acordado, por lo que el timador pide la devolución de la diferencia. El dueño pierde ese dinero, pues el justificante bancario es falso. Es una de las estafas inmobiliarias más comunes.
- Ocultación de gravámenes o de servicios añadidos: el estafador vende la casa ocultando las cargas o los gravámenes que recaen sobre la misma (servidumbres, hipotecas, embargos, usufructuario…) para beneficiarse. El comprador se ve claramente perjudicado.
- Viviendas online irresistibles y de propiedad extranjera: los delincuentes publicitan el alquiler de un piso de forma muy llamativa (piso ganga), acompañándolo de un teléfono extranjero y precisando que la casa no puede visitarse si el dueño no está en el país. El interesado es presionado para que page una señal si no quiere perder esta supuesta oportunidad.
- Anuncios falsos: Los estafadores inmobiliarios imitan un anuncio real y, suplantando al dueño, solicitan el ingreso para la reserva de una casa en alquiler. Normalmente piden mantener el contacto fuera de la plataforma. En ocasiones, el delincuente presenta documentos e información falsa (como si se tratara del propietario) para firmar y huir con el dinero.
- Entrega de llaves por mensajería: el falso casero solicita una fianza de alquiler o un adelanto económico, antes de proceder a entregar las llaves al interesado a través de un mensajero. Éstas nunca llegan a su destino. No debería ocurrir: las llaves deben entregarse por el dueño en persona o por una persona acreditada para ello. Es una de las estafas inmobiliarias más recurrentes.
- Compra sobre plano con engaños: es una de las estafas inmobiliarias más comunes. El timador exige el pago de un adelanto económico para el constructor o el dueño del terreno por la compra sobre plano de una casa. Una vez tiene el dinero, desaparece (los inmuebles puede que ni siquiera estuviesen en proyección). Cabe recordar que este tipo de propiedades requiere la entrega de una cantidad a cuenta para cuando el piso esté finalizado. Estos montantes, por ley, deben tener un aval bancario -seguro de caución- como garantía de devolución (importe más intereses) si la obra no se termina o no se entrega en plazo. Sin embargo, no todos los vendedores y promotores respetan esta premisa. En ocasiones, esta operación inmobiliaria fraudulenta no está concebida como una estafa, pero los problemas o el alargamiento de las obras hacen que acabe así.
¿Cómo evitar los engaños inmobiliarios?
La mejor manera de no caer en estas estafas inmobiliarias es recurrir a una agencia inmobiliaria real, con un equipo profesional formado y con experiencia, que nos aconseje durante todo el proceso, detecte irregularidades y nos evite sorpresas desagradables (tanto si somos compradores, vendedores, caseros o inquilinos). Además de aportarnos seguridad, esta opción nos permite ahorrar tiempo y dinero en la búsqueda de una vivienda.
Igualmente, es recomendable acudir al Registro de la Propiedad antes de formalizar un acuerdo. Esta vía. muy útil ante una gran variedad de estafas inmobiliarias, nos ofrece información pública muy valiosa: quién es el dueño de la vivienda en venta, qué tipo de propiedad es, si la casa en venta tiene cargas…
Otros consejos muy útiles para evitar caer en estafas inmobiliarias son estudiar bien el mercado, contrastar opiniones, comprobar la existencia del inmueble (por ejemplo, pedir un recibo del IBI), verificar la titularidad, evitar firmar o realizar cualquier pago sin ver la casa, recelar de precios extrañamente bajos, desconfiar de los anuncios con fotos de película que son una ganga, etc.