Vivir frente al mar en Mallorca es un privilegio. Amanecer con el sonido de las olas, disfrutar de calas poco concurridas a pocos pasos y dejarse llevar por el ritmo pausado del mediterráneo son lujos que parecen reservados a unos pocos afortunados.
Y aunque encontrar la oportunidad perfecta para comprar una vivienda en la costa no siempre es sencillo y hay que tener en cuenta ciertas consideraciones previas, invertir en la costa de Mallorca sigue siendo una apuesta segura. La revalorización constante de la primera línea y los inmuebles de obra nueva integrados en el entorno, sumados a las iniciativas llevadas a cabo para fomentar la sostenibilidad están marcando el futuro y el presente de estas zonas.
La transformación de la costa mallorquina
A principios del siglo XX, los pequeños pueblecitos de la costa de Mallorca estaban prácticamente deshabitados, a excepción de los payeses y pescadores que trabajaban en el mar y las tierras de los alrededores. No fue hasta finales del siglo XX que la zona costera adoptó otra dimensión, abriéndose al comercio internacional y convirtiéndose en sí misma en un activo económico para muchas familias de la isla.
Aunque muchas de estas zonas de costa de Mallorca han perdido parte de su atractivo y su belleza debido a la masificación turística, todavía hay muchos pueblos de la costa que mantienen su esencia mediterránea y que son auténticos bastiones de tranquilidad.
Reconversión y sostenibilidad
Con el fin de contrarrestar los efectos del turismo de masas, muchos de estos núcleos de costa han adoptado una vía de progreso más sostenible, fomentando el uso racional de los recursos naturales, promoviendo el turismo activo y apoyando el comercio local. Entre todas estas medidas, varios núcleos costeros de la isla han adoptado la recogida de residuos puerta a puerta, que les ha permitido eliminar contenedores de la vía pública para mejorar la estética urbana.
Por otra parte, el fomento del turismo activo se ha llevado a cabo en estas zonas a través de medidas como el ensanchamiento de los carriles bici y paseos peatonales o las ayudas a empresas destinadas a los deportes en el medio natural. Asimismo, la puesta en valor del entorno natural a través de rutas señalizadas y áreas protegidas, como la ruta de Son Real en Can Picafort, ha permitido diversificar la oferta turística.
Primera línea de mar, un lujo reservado a unos pocos
El crecimiento en las áreas de costa de Mallorca ha reducido la disponibilidad de viviendas en primera línea de mar en los últimos años. Estas propiedades con vistas al mar pueden duplicar su precio medio, con un recargo de hasta el 100% sobre propiedades sin esta ubicación privilegiada.
Aunque esta suma pueda parecer excesiva, debemos tener en cuenta que la subida de precios es constante: a día de hoy, el precio de propiedades en primera línea de mar en zonas de alta demanda es de unos 5000€/m2 en relación a los 3000€/m2 de hace tres años. Estas cifras confirman que la primera línea de mar sigue revalorizándose cada año y que, por tanto, invertir en estas zonas sigue siendo una buena opción.
Zonas de costa en Mallorca
La oferta inmobiliaria en las zonas costeras de Mallorca es amplia y para todos los gustos. La zona sur de Mallorca es perfecta para aquellos que buscan veranos de calma y un equilibrio perfecto entre la actividad marítima y pesquera y el encanto rural. Municipios como Santanyí, con núcleos como Cala Llombards, Cala Santanyí o Cala Figuera, y Ses Salines, con Sa Colònia de Sant Jordi o S’estanyol son enclaves naturales con un clima ideal para la práctica de deportes como el paddle surf, el kayaking o la natación en aguas abiertas.
En el otro extremo de la isla, municipios como Alcudia, con Alcanada, Platja de Muro o Cala Sant Vicenç, y Santa Margalida, con Can Picafort y Son Serra de Marina, representan la Mallorca costera más indómita. El efecto de los vientos del norte en estas zonas desprovistas de la protección de la Serra de Tramuntana occidental ha moldeado el perfil costero, dando lugar a grandes arenales y dunas que configuran un paisaje único, ideal para la práctica de deportes de agua como el windsurf y el foil.
Nuevas viviendas unifamiliares
Sin embargo, hacer una inversión de este calibre no está al alcance de los bolsillos de cualquiera. En vistas a la alta demanda de viviendas cerca del mar, muchas de las localidades costeras de la isla han crecido hacia el interior, creando pequeñas urbanizaciones a pocos pasos de la costa que tienen mucho que ofrecer a los que andan buscando una segunda vivienda de verano.
Estas viviendas unifamiliares de nueva construcción en la costa son de fácil acceso en bicicleta o a pie desde todo el núcleo costero, tienen más espacio exterior y, además, están a salvo de las inclemencias del mar en invierno, lo que las convierte en una segunda vivienda perfecta también durante los meses de frío. Asimismo, si se está sopesando la inversión de cara a un futuro alquiler, las viviendas unifamiliares son más rentables pues se alquilan durante todo el año y no solo durante los meses de verano.
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